Onas o Selk'nam
Origen
Los selknam u onas eran parientes cercanos de los aonikenk —también llamados tehuelches o patagones—, que habitaban en la Patagonia, al norte del estrecho de Magallanes. Con ellos tenían una notable semejanza física, de lenguaje y de costumbres. Los varones eran altos con una talla media de 1,80 m, musculosos, corpulentos, anchos de hombros, tez bronceada y de gran agilidad lo que les permitía tener éxito en la caza, las mujeres eran más bajas y tendientes a aumentar de peso.
Historia
Según sus propias tradiciones y las evidencias lingüística y geológica3 los primeros selk’nam —y los haush estrechamente emparentados con ellos— fueron techuelches de la Patagonia meridional que se habrían instalado en la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Selknam y haush compartían la isla con dos pueblos canoeros (nómadas marinos): los kawésqar y los yaganes, de contextura física, lengua y costumbres muy diferentes. Los selknam habitaban principalmente el norte y centro de la isla, mientras que los haush estaban localizados en el sureste, en la península Mitre en la época en que tuvieron contacto con los europeos. Aunque fueron vistos en 1520 por los españoles de Hernando de Magallanes cuando descubrió el estrecho que lleva su nombre y vio las fogatas de los indígenas que motivaron el nombre del territorio, su primer contacto personal registrado con los europeos fue el protagonizado por Pedro Sarmiento de Gamboa en 1580.
Posteriormente, los contactos continuaron en forma esporádica hasta inicios de la década de 1880 con la llegada de buscadores de oro como Julius Popper, grandes estancieros y sacerdotes salesianos, con concesiones de tierras otorgadas por Argentina y Chile. Para entonces se ha calculado que existía una población de entre 4000 y 5000 Selknam. La expansión ovina significó el inicio de la resistencia Selknam a la colonización, destruyendo cercados y robando o matando ovejas. Las grandes estancias contrataron a "cazadores de indios", en su mayoría británicos, para asesinar o capturar a las familias indígenas. Por un acuerdo con los Salesianos, iniciaron a mediados de la década de 1890 una política de deportación a las misiones, donde las enfermedades exógenas y especialmente la tuberculosis acabaron con la mayoría de los internados. .
En 1883 comenzó la explotación ganadera con la concesión por parte del gobierno chileno de las primeras estancias a particulares y en 1887 llegaron los mineros en busca de oro al sector norte de la isla. En1888 se estableció una misión salesiana en isla Dawson con el propósito de evangelizar y civilizar a los indígenas. En 1891 la población había disminuido a no más de 2000 personas. En 1893 se estableció laMisión Salesiana (Río Grande) La Candelaria, en lo que sería a partir de 1921 la ciudad de Río Grande (Tierra del Fuego), también con afán civilizatorio y evangelizador de la población indígena.4
En 1895 los estancieros llegaron a un acuerdo con la misión salesiana de Isla Dawson, le pagarían una libra esterlina por cada indígena recluido en la misión. Con los años más de 800 llegaron a isla Dawson muriendo la mayoría por el cambio de estilo de vida al sedentarismo ocioso y las enfermedades. En 1974 murió la última representante pura de esta etnia, Ángela Loij.5 Descendientes mestizos de los onas viven en la parte argentina de la isla Grande de Tierra del Fuego formando lacomunidad Rafaela Ishton.
Organización Social
La base de la organización de los onas era la familia, padre, madre, hijos, pero a esta se incorporaban los parientes que ocupaban el mismo territorio, llamado haruwenh. Había muchos territorios perfectamente delimitados. Formaban "clanes" patrilineales de 40 a 120 miembros con jurisdicción sobre un territorio de caza. Los hombres tomaban esposas de otros clanes.
Dada las características insulares del territorio fueguino, el espacio fue organizado en función a su división, por medio de los haruwen ('nuestra tierra', 'nuestra patria'), que constituyeron la base de la organización social de los selknam. Cada haruwen se organizó en función a linajes patrilineales exogámicos y patrilocales.
Dependiendo de su línea patrilineal, los selknam descendían de un cielo que representaban con rayados ideoplásticos, simbolizando pájaros, animales, peces, vientos, mares o árboles, considerados como sus antiguos howen.
Cada haruwen era un espacio físico específico, dentro del cual obtenían los recursos por medio de la caza y la recolección, lo que necesariamente obligaba a mantener una búsqueda constante de alimentos que contribuía a la vida nómade de los selknam. Cada espacio era respetado por las familias y compartidas excepcionalmente por circunstancias especiales, como, por ejemplo, las celebraciones del hain (ceremonia de iniciación), escasez de alimentos, matrimonios, etc.
La vida nómada de los selknam era similar a la de los cazadores de la Patagonia y de la Pampa. Cada miembro tenía sus obligaciones bien especificadas: el hombre cazaba y confeccionaba las armas, la mujer, labores domésticas, cuidado de los niños, transportaba e instalaba la vivienda. Esta cultura, poseía un amplio mundo espiritual manifestado en ceremonias como el Hain, ritual de iniciación en el que se revelaba a los adolescentes ciertos secretos tendientes a preservar su orden social: el patriarcado. Si en sus viajes encontraban una ballena varada o estaban en peligro, empleaban señales de humo para comunicarse entre los grupos.
Vivienda
Los onas construían dos tipos de viviendas, llamadas kawi. Una de forma semicircular y la otra en forma de cono. Las construían con palos enterrados en la tierra con los que formaban una estructura que cubrían con pieles de animales.
Religión, Ritos y Creencias
Los onas celebraban ritos de iniciación masculina durante los cuales los ancianos revelaban los secretos tribales a los jóvenes o klóketen. Tal rito iniciático era llamadoh'ain; realizado alrededor de los 18 años, daba a los jóvenes la categoría de adultos, Los ritos se basaban en un mito que narraba cómo en un tiempo mítico las mujeres mantenían dominados a los hombres disfrazándose de espíritus y cómo Sol descubrió la impostura y todas las mujeres, excepto su esposa Luna, fueron asesinadas y que desde entonces los hombres se apropiaron del engaño y continuaban representándolo para dominar a su vez a las mujeres. Si a muchos observadores externos les puede llamar la atención el "body-art" -los cuerpos eran pintados-, sorprendieron aún más a los testigos presenciales por las durísimas pruebas -en especial de resistencia física- a que eran sometidos los iniciados.[cita requerida]
Referentes a sus deidades, eran politeistas y creían en un ser supremo que castigaba la maldad. Temáukel era la denominación de una gran entidad sobrenatural que consideraban mantenía ordenado al mundo, aunque la deidad creadora del mundo era llamada Kénos o Quénos.6 El sol y la luna, a los que llamaban Krenn y Kreen, tenían gran importancia para ellos; siendo el sol el esposo de la luna, y quién corría tras ella para castigarla, pero sin alcanzarla. También podemos mencionar a K'aux, un personaje mitológico que veló por el orden y las buenas actitudes de los miembros de cada tribu, y el que inculcó todas y cada una de las leyes a los selknam; y quién junto a su sobrino Táiyin, derrotó al cruel espíritu Táita.
Los "chamanes", llamados kon, ayudaban a los cazadores y curaban enfermedades. Recibían su poder de los espíritus de los chamanes muertos, quienes se les aparecían en sueños. A los muertos se les enterraba superficialmente y la familia abandonaba el lugar y quemaban sus pertenencias ya que había que olvidar en la tierra al difunto. Los selknam tenían la creencia que después de la muerte se les llevaba a un juicio celestial en presencia de todos los dioses.[cita requerida] Si ellos no deseaban que el difunto ingresara a su reino y gozara de vida eterna (ya sea por mala conducta o por faltar alguna ley), debía castigárseles llevándolo a los infiernos, donde la diosa de los infiernos, el caos y las malas actitudes, Xalpen, lo esperaba para hacerle sentir sufrimiento y dolor por la eternidad.. Los selknam creían además que la diosa Xalpen recurría a sus dioses guerreros, los Shoort, para llevar a cabo sus planes de caos y destrucción.
Vestimenta
Los onas se cubrían con una capa de piel de guanaco, que a veces podía ser de zorro o cururo, que los cubría desde el cuello hasta las rodillas. La empleaban con el pelo hacia fuera y la llamaban chonhkoli. Bajo esta capa los varones no llevaban otra vestimenta y las mujeres usaban una prenda para cubrirse los genitales. Usaban mocasines, calzado fabricado con la piel de las extremidades del guanaco, cosidos con el pelo hacia fuera. Durante la cacería, los hombres solían llevar un triángulo de piel de guanaco atado a la frente, con propósitos mágicos.
La pintura corporal era muy importante en la ceremonia del hain y en la vida cotidiana se empleaba pintura facial.
Alimentación
Los onas se alimentaban de aves, guanacos, y tucutucus, lo que los habitantes de haruwen costeros complementaban con la recolección de productos marinos, como mariscos que encontraban en la playa o alguna ballena varada; y de frutos silvestres como los del calafate y la chaura.
La búsqueda de alimento signaba la vida cotidiana. Conseguir comida era tarea de los varones cuya excelencia en el uso del arco y la flecha se hizo proverbial (nada más difícil que cazar un guanaco). Como ellos debían andar siempre al acecho, las mujeres cuidaban la casa, consumían mariscos si el hambre obligaba a hacerlo y, durante los traslados, cargaban las tiendas en bolsas de cuero y cestos de juncos, junto con los utensilios y los hijos que aún no caminaban.
Herramientas
Los onas fabricaban herramientas de piedra, hueso y madera. Su principal arma eran el arco y la flecha. También empleaban la honda y el arpón.
Genocidio Selknam
Por genocidio selknam (genocidio selk'nam o genocidio ona) se conoce a los hechos definidos como genocidio ocurridos entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX en contra de los selknam u onas, pueblo amerindio de la isla Grande de Tierra del Fuego. La última representante pura de este pueblo, Ángela Loij, falleció en 1974. Actualmente solo existen algunos descendientes mestizos de esta etnia.
Hacia fines del siglo XIX la isla Grande de Tierra del Fuego concitó el interés de grandes compañías ganaderas. La introducción de las estancias ovejeras creó fuertes conflictos entre los nativos y los colonos británicos, argentinos y chilenos, conflicto que adquirió ribetes de guerra de exterminio. Las grandes compañías ovejeras llegaron a pagar una libra esterlina por cada selknam muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas de las víctimas. Las tribus del norte fueron las primeras afectadas, iniciándose una oleada migratoria al extremo sur de la isla para escapar de las masacres. En busca de alternativas a la matanza, en 1890 el Gobierno chileno cedió la isla Dawson, en el estrecho de Magallanes, a sacerdotes salesianos que establecieron allí una misión dotada de amplios recursos económicos. Los selknam que sobrevivieron al genocidio fueron virtualmente deportados a la isla, la que en un plazo de veinte años cerró dejando un cementerio poblado de cruces.
Sobre el número aproximado de población selknam y sus tres parcialidades étnicas, existen dificultades serias para estimar cifras razonables, debido a la falta de estudios demográficos previos al proceso colonizador. Sin embargo, para tener una visión aproximada, Martin Gusinde estimó la población antes del proceso colonizador entre 3500 a 4000 personas. En 1887, El Boletín Salesiano estimaba unos 2000 indígenas y más tarde el padre Borgatello contaría entre 2000 y 3000 almas. En la memoria del gobernador de Magallanes Manuel Señoret (1892-1897), se precisaba que:
Cuando la Tierra del Fuego era apenas conocida se creía que el número de indios onas era muy reducido. Ahora que se ha fundado numerosas estancias y que es cruzada día a día por lo empleados de esas estancias, se ha visto que su número es mucho mayor. Se estima, siendo un cálculo muy exacto y aproximado, que no hay menos de cuatro mil indígenas de la raza ona en la grande isla de Tierra del Fuego.
Un estudio demográfico más fiable es el realizado por Esteban Lucas Bridges en 1899, donde registró la población selknam de la siguiente manera
Al sur de río Grande habitaban 250 onas repartidos en diversos puntos de la isla; en el norte, no integrados en la misión de la Candelaria, vivían unos 20 indios más. En ese mismo año hay bajo control de las misiones 163 indios en la Candelaria (de los diarios de la misión) y un máximo de 350 en Dawson. Es decir que al finalizar el siglo XIX quedaban unos 783 onas en Tierra del Fuego.
Estas cifras demuestran que la población aparentemente pudo ser bastante cercana a las estimaciones de Martín Gusinde (de 3500 a 4000 en toda la isla). Existe poca claridad de la cantidad exacta de cuántos de éstos indígenas murieron en los 18 años antes del inicio de la colonización, por los asesinatos, enfermedades y deportaciones. Por ejemplo en el episodio de la expedición de Ramón Lista, que en un solo enfrentamiento mató a lo menos 28 personas.
La llegada de argentinos, chilenos y colonos británicos al territorio selknam trajo consigo un conflicto asimétrico entre aventureros, buscadores de oro, colonos y ganaderos por un lado y los selknam por el otro. La ocupación de los territorios desató represalias por parte de los selknam, que no dudaron en defender y vengar actos que se habían desencadenado: muertes, violaciones, vejaciones. El resentimiento fue un estado permanente, manifestándose con animosidad hacia los empleados de estancias, rompiendo los cercos, arreando grandes cantidades de animales, quemando casas y atacando a hombres.[cita requerida] Pero esta actitud no logró traducirse en un verdadero ambiente bélico, por las claras desventajas materiales que poseían los selknam frente a todo el cuerpo establecido para su ataque y captura. Esta diferencia fue el elemento clave que no permitió generar una resistencia por parte de los indígenas para permanecer en sus territorios, y en consecuencia la rendición y la resignación forzada, fue una de las tantas causas para su desaparición como pueblo establecido.
Gusinde relata cómo los cazadores «enviaban los cráneos de los indios asesinados al Museo Antropológico de Londres, que pagaba ocho libras por cabeza».
Existen testimonios que indican que durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, los barcos que pasaban por el Estrecho de Magallanes o por la costas oriental y sur de la isla realizaban prácticas de tiro utilizando como blanco a los indios onas: cuando divisaban a lo lejos una fogata, o una toldería, disparaban contra ellas. Se ignora la cantidad de víctimas que pudieron haber causado tales prácticas
Finalmente, luego de los enfrentamientos directos, se dio paso a un segundo plan: erradicar a todos los indígenas existentes en la isla para ser enviados a la misión de Dawson. En aquella apartada isla, los indígenas sucumbieron rápidamente frente al avasallador avance de la colonización. A las innumerables mermas de población ocasionadas por las verdaderas cacerías de que fueron objeto a manos de las estancias, debía agregarse los estragos provocados por el contagio de diversas enfermedades, las que en definitiva terminaron por ocasionar un daño tanto o mayor que las cacerías humanas dirigidas. De acuerdo a los datos de las fuentes, más de 1500 almas en tan sólo 40 años murieron a causa de contagios y proliferación de enfermedades propias de las poblaciones colonizadoras.



